Recomendaciones Nutricionales

Rapid Control

Recomendaciones nutricionales

 

Recomendaciones nutricionales de los problemas de salud más frecuentes, desarrollados en colaboración con GAN, un equipo de profesionales de la salud especializándose en nutrición y gastronomía. Podrás asesorar y ofrecer a tus pacientes:

 

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Diabetes

 

La dieta es un elemento clave en la prevención de la diabetes tipo 2 e indispensable en el tratamiento de la diabetes y sus complicaciones. La alimentación en la diabetes se basa en una dieta equilibrada y mediterránea, para obtener un peso óptimo y para que el cuerpo funcione correctamente y conseguir un buen estado de salud.

La diabetes mellitus (DM) engloba un grupo heterogéneo de trastornos metabólicos caracterizados por una hiperglucemia resultante de la deficiencia absoluta o relativa de insulina debido a alteraciones en su síntesis, secreción o acción en los tejidos insulinodependientes (OMS, 1999).

La diabetes mellitus es uno de los principales problemas sanitarios del mundo actual, con 463 millones de personas afectadas en todo el mundo, es una de las patologías crónicas más prevalente en las sociedades occidentales, alcanzando en España, según los últimos datos publicados en el estudio Di@betes3, una prevalencia del 13,8%, de los cuales casi la mitad desconocían la presencia de la enfermedad. Se encontró, además, que la prevalencia de la diabetes y alteraciones en la regulación de la glucosa aumentan de manera significativa con la edad, siendo mayor en hombres que en mujeres.


La mayoría de los pacientes diabéticos son diabéticos son tipo 2 (90%). La diabetes mellitus tipo 2 se ha convertido en una epidemia para el mundo occidental, siendo una enfermedad con elevada morbilidad y una importante causa de mortalidad prematura debido a las complicaciones. La hiperglucemia crónica se acompaña de modificaciones en el metabolismo de carbohidratos, lípidos y proteínas que pueden provocar complicaciones agudas, y a largo plazo está asociada a lesiones, disfunción y fallo de varios órganos, especialmente de los ojos, riñones, nervios, corazón y grandes vasos (ADA, 2019).

En cuanto a la sintomatología de la enfermedad, uno de los primeros síntomas que detecta el paciente es la poliuria (aumento en la frecuencia y cantidad de orina), el cual cuando se acompaña de polidipsia (aumento de la sed), polifagia (exceso de apetito, más característico de la DM1) y cambio de peso (aumento (DM2) o perdida (DM1)) sugiere la presencia de la enfermedad. Otros signos y/o síntomas que pueden presentarse son: prurito, boca seca, alteraciones en la visión, fatiga. En las mujeres con DM2 es también frecuente la susceptibilidad a las infecciones urinarias. Con frecuencia, los síntomas no son graves o pueden estar ausentes y, en consecuencia, la hiperglucemia puede provocar cambios funcionales y patológicos durante largo tiempo antes del diagnóstico, por lo que su detección precoz permite reducir el riesgo de diabetes o retrasar su inicio.

Riesgo Cardiovascular

Colesterol

 

El colesterol es una molécula presente en el organismo de la mayoría de los seres vivos, similar a la grasa e indispensable para la vida. Nuestro cuerpo necesita colesterol para fabricar infinidad de sustancias tales como hormonas, ácidos biliares o vitamina D, entre otras. Una parte importante del colesterol presente en nuestro organismo es sintetizado por el hígado y el resto es aportado a través de la dieta. Para reducir el colesterol en sangre, se recomienda aumentar el consumo de los ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados; y disminuir el colesterol y los ácidos grasos saturados.

Las enfermedades del aparato cardiovascular representan la principal causa de muerte en nuestro país. La probabilidad de padecer alguna de estas enfermedades - infarto de miocardio, angina de pecho e ictus o infarto cerebral - depende del número, antecedentes familiares y gravedad de los factores de riesgo presentes en cada persona. Los factores de riesgo comienzan a actuar desde la infancia y adolescencia, siendo necesario iniciar las medidas preventivas de forma precoz.

También el grupo de la mujer durante el embarazo y a partir de los 45 años, coincidiendo con los cambios hormonales, presenta un mayor riesgo cardiovascular.

Se han identificado más de 300 factores de riesgo relacionados con las mismas, de los cuales los más comunes y prevalentes son: tabaquismo, hipertensión, hiperlipemias, obesidad, diabetes y sedentarismo; de estos, tres pueden modificarse mediante una adecuada alimentación (hiperlipemias, obesidad y diabetes).

Unas ¾ partes de la población de occidente tiene valores de colesterol superiores a 180 mg/dl, y 1 de cada 5 personas tiene unas cifras de colesterol por encima de los 240 mg/dl y por tanto tiene un riesgo cardiovascular relativamente elevado. Según todos los documentos de consenso de las diferentes sociedades científicas a nivel mundial, es deseable que los niveles de colesterol total sean inferiores a los 200 mg/dl.

El riesgo asociado a unos determinados niveles de colesterol se multiplica cuando coexisten otros factores de riesgo cardiovascular que deben considerarse como la hipertensión arterial, el tabaquismo y la diabetes, entre otros y de los antecedentes patológicos en cada persona, dislipemia (fundamentalmente hipercolesterolemia e hipertrigliceridemia), obesidad y diabetes pueden modificarse mediante una adecuada alimentación.

Caso de Farmacia

Alteraciones hepáticas y renales

Alteraciones hepáticas

El hígado es el principal laboratorio del organismo. Este órgano vital, desempeña un papel fundamental en la digestión, metabolismo y almacenamiento de nutrientes ya que participa prácticamente en todos los procesos metabólicos que tienen lugar en nuestro organismo. Con un peso de 1400 gramos, el hígado es el encargado de recibir y detoxificar toda la sangre procedente del intestino y del páncreas, por lo que se podría decir que el hígado está continuamente expuesto a todos aquellos agentes externos que ingresan en nuestro cuerpo a través de la alimentación. Una vez filtrada la sangre, esta retorna al corazón a través de un sistema venoso para ser enviada posteriormente a los pulmones y finalmente al resto del organismo.

Dada la diversidad de sus funciones, una afección en el hígado puede tener una repercusión a todos los niveles. El término "enfermedad hepática" se aplica a cualquier enfermedad o trastorno que haga que el hígado funcione mal o no funcione y la evaluación de estas resulta especialmente compleja.

Las transaminasas han llegado a ser los indicadores más usados en el diagnóstico de alteraciones hepáticas por ser abundantes en el hígado sano y por ser bastante sensibles al daño hepático. Niveles marcadamente elevados (hasta 100 veces superior) se asocian normalmente a hepatitis agudas, ya sea de tipo vírico, por reacciones farmacológicas o tóxicas y hepatitis isquémica. En las hepatitis crónicas, como la cirrosis, los valores se incrementan moderadamente (10 veces superior).

Alteraciones renales

 

El riñón y el hígado son los dos grandes órganos encargados de la depuración de la sangre. Actúan como auténticos filtros que deben ser revisados periódicamente ya que están sometidos a agresiones constantes.

La insuficiencia renal consiste en la pérdida total o parcial de la función renal. La creatinina es un producto de degradación de la creatina, una parte importante del músculo. Los riñones se encargan de eliminarla, pero si la función renal es anormal los niveles de creatinina en sangre aumentarán, siendo uno de los indicadores más precisos del funcionamiento del riñón.

El riñón posee una gran capacidad de filtración con función excretora, cuyo deterioro puede pasar desapercibido, es decir sin manifestación clínica alguna, hasta haberse reducido un 50% su capacidad inicial. La existencia de agentes lesivos para el riñón, tales como las infecciones reiteradas de las vías urinarias, los fármacos nefrotóxicos y enfermedades o trastornos como diabetes, hipertensión y cálculos renales, entre otros, hace aconsejable la recomendación de medidas preventivas.

Un gran número de farmacias ofrecen la posibilidad de controlar a sus pacientes la creatinina en sangre, un indicador biológico que nos avisa de un proceso de deterior antes de su manifestación clínica, dando información de la capacidad de filtración del riñón.

La determinación de la creatinina en sangre es un paso hacia el diagnóstico de insuficiencia renal, pero ese no es el objetivo que se plantea en la farmacia, la atención farmacéutica que tiene por objetivo preservar la salud de los pacientes que consumen medicamentos, hace recomendable realizar una prueba orientadora sobre la capacidad de filtración del riñón, y especialmente en el anciano.

Caso de Farmacia

Hipertensión e hiperuricemia

Hipertensión 

 

Se denomina hipertensión sanguínea a una elevación mantenida de los niveles de presión sanguínea por encima de los valores considerados como normales. En la lectura de la presión arterial se utilizan dos valores: la presión sistólica ("la alta") y la presión diastólica ("la baja"). Se considera hipertensión cuando las cifras promedio de la presión arterial sistólica y diastólica son iguales o mayores a 140/90 mmHg respectivamente, en adultos mayores de 18 años4. El diagnóstico de hipertensión arterial se basa en una media de dos o más determinaciones de la presión arterial, obtenidas de forma adecuada.

La hipertensión arterial no suele tener síntomas, por lo que comúnmente se conoce como "la asesina silenciosa." Sin embargo, si esta no se controla puede llegar a causar problemas serios como derrames cerebrales, infarto, insuficiencia cardíaca o insuficiencia renal.

Entre los muchos cambios de estilo de vida que una persona puede llevar a cabo para prevenir o tratar la hipertensión arterial, se ha demostrado que la dieta juega un papel crucial en el control de la misma. La pérdida de peso reduce la presión sanguínea 1mmHg por cada kilo de peso perdido. Se ha demostrado que adelgazar es la medida no farmacológica más efectiva en el tratamiento de la hipertensión. La pérdida de peso se llevará a cabo siempre y cuando el índice de masa corporal de la persona sea superior a 25 kg/m2.

Paralelamente al adelgazamiento en casos de sobrepeso u obesidad, una reducción del consumo de sal será determinante para el control de la presión.

Hiperuricemia

 

La hiperuricemia corresponde al aumento en los niveles de ácido úrico que se produce en el organismo como producto final de la degradación de las purinas endógenas y exógenas. Una dieta adecuada pobre en purinas ayuda a que descienda el valor de ácido úrico en sangre. Es también importante reducir la obesidad si existe y el consumo de bebidas alcohólicas.

La gota corresponde a la inflamación articular aguda o crónica causada por el depósito de cristales de sales sódicas de ácido úrico (uratos) en la articulación. Clínicamente, la gota se caracteriza por la presencia de hiperuricemia, ataques periódicos de artritis aguda y, en algunas situaciones, de tofos (depósitos de ácido úrico en forma de nódulos palpables en el tejido subcutáneo, especialmente en los alrededores de las articulaciones). Aunque los sujetos con hiperuricemia no siempre desarrollan gota, la probabilidad de la manifestación de este síndrome clínico está asociada a las concentraciones sanguíneas elevadas de ácido úrico. Por ello, el hallazgo de valores elevados en los niveles plasmáticos de ácido úrico se considera como un indicador de la posible presencia de gota.

La gota es un problema médico común, que afecta aproximadamente al 1% de la población masculina de los países occidentales.

La hiperuricemia y la gota son más frecuentes en los hombres que en las mujeres, (la relación hombre: mujer de casos de gota varía entre 7:1 a 9:1) y su aparición está ligada a trastornos hereditarios (genéticos) en el metabolismo de las purinas o en la excreción renal del ácido úrico. Por lo anterior, es posible encontrar a varios integrantes de género masculino de una misma familia con gota.

Caso de Farmacia

Sobrepeso

La obesidad es una enfermedad crónica caracterizada por el incremento de peso como consecuencia de un aumento de masa grasa en el organismo. Existen varias técnicas para determinar el grado de obesidad, pero el más utilizado es el índice de masa corporal (IMC), también denominado Índice de Quetelet. El IMC es un parámetro que se obtiene al dividir el peso en kilogramos de un individuo por la talla en metros al cuadrado. En base a este parámetro, la Sociedad Española para el estudio de la obesidad (SEEDO) clasifica el sobrepeso y la obesidad según la siguiente tabla:

IMC Clasificación de la obesidad
< 18,5  Peso insuficiente
18,5 - 24,9  Normopeso
25 - 26,9 Sobrepeso grado I
27 - 29,9 Sobrepeso grado II (preobesidad)
30 - 34,9 Obesidad grado I
35 - 39,9 Obesidad grado II
40 - 49,9 Obesidad grado III (mórbida)
≥ 50 Obesidad grado IV (extrema)

 

Desde el punto de vista antropométrico, se puede decir que una persona es obesa cuando su Índice de Masa Corporal es igual o superior a 30 kg / m2. Por el otro lado, se define que una persona padece sobrepeso cuando su IMC se halla comprendido entre 25 y 29.9 kg / m2.

Factores que influyen en la aparición de sobrepeso y/o obesidad

Son diversos los factores que influyen a la hora de explicar las diferencias existentes en el IMC de distintas personas. Evidentemente el sobrepeso es el resultado de un balance positivo de energía, pero es erróneo pensar que la obesidad es únicamente el resultado de una disminución en la actividad física y/o un aumento en la ingestión de grandes cantidades de comida. Diversos estudios epidemiológicos han demostrado que son muchos los factores que influyen en la aparición de sobrepeso en la población y a la vez explican las diferencias entre los distintos países.

Caso de Farmacia